lunes, 25 de febrero de 2013

TERÁPIA


Allá va mi cabeza, extraviada de mi cuello.
Los brazos se me hacen aspas articuladas
y vuelan.
Esta es mi cadera, más mía que nunca.
Mi cintura aúlla verdades comprometedoras
y me gusta.
Aquellos ojos cerrados parecen los míos.
Es mío ese labio inferior entre mis dientes
y duele.
Aquí tengo mis pies, que ya no me retienen.
Me propulsan al fondo, al fin, al infinito
y bailo.







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