En primavera saco el cofre de los mohínes,
los morritos y las miradas con intención.
Escojo una de perfil, con una sonrisa a juego
y salgo a la calle con el garbo recién planchado.
Acometo los días con bravura, le pongo piernas a
mi corazón y dejo que corretee a sus anchas.
Le ato nudos a mi prudencia, me quito la ropa,
me pinto la boca y me juro a mi misma que ya no
volveré a estar triste. Y así, primavera tras primavera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario